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La oposición tiene que establecer un acuerdo electoral si pretende competir con alguna chance en el 2018. Para ello es fundamental que el PLRA forme parte de la estrategia puesto que es el partido con mayor caudal electoral. El problema está en que el oficialismo liberal impone la candidatura de Efraín Alegre, de quien, la mayoría de los demás sectores, no quiere saber nada porque no junta votos ni con Mandela como candidato a vice.
ASUNCIÓN.- Así como se decía de un viejo político de la oposición hace unos años, podríamos calificar a Alegre como el sepulturero de las esperanzas triunfalistas de la oposición. Nadie, excepto el oficialismo liberal y Rafael Filizzola creen que el presidente del PLRA pudiera tener la más pequeña chance de ganar al candidato colorado en abril del año próximo.
Pero como los efrainistas manejan a su antojo al PLRA y este es el partido con mayor cantidad de afiliados en la oposición, los demás no pueden prescindir de los liberales a la hora de hacer una alianza electoral. Alegre no le gana a nadie, es más, espanta a la gente y esto ya se lo han dicho al oficialismo muchos analistas, políticos y otra gente entendida, y todo fue para nada, porque este sector sigue empeñado en convertirlo en candidato de la oposición, contra viento y marea.
Algunos piensan que con una buena figura como vicepresidente, sus chances podrían aumentar, pero eso es falso. De hecho, Mario Ferreiro –a quien propusieron que acompañe a Alegre en la chapa- se negó en redondo porque sabe que con el liberal al frente, esa dupla está destinada al fracaso, tal como ocurriera en el 2013. En esta situación, ni el mismo Nelson Mandela como candidato a vice podría salvarle de la derrota.
No es caprichoso el concepto que se tiene de Alegre. En menos de un año llevó al PLRA a la debacle, generando la mayor crisis política del principal partido de la oposición de las últimas décadas. Su intransigencia y autoritarismo hicieron que la ruptura con la disidencia partidaria haya tomado un camino sin retorno. Esto es lo que miran los demás partidos y movimientos; lo reconoció el mismo Ferreiro. La gente piensa que si no fue capaz de conseguir la unidad partidaria, suena muy absurdo pensar que puede unir a quienes ni siquiera son sus correligionarios.
Para colmo, no figura con chance en ninguna encuesta y tiene problemas con los sectores de izquierda como Frente Guasu, que, a su vez, está enfrentado a Avanza País, partido de Ferreiro que, hasta ahora, se muestra como aliado del efranismo. Definitivamente, Alegre es un obstáculo insalvable para que la oposición pueda aspirar con seriedad a recuperar el poder en el 2018.
